lunes, junio 12, 2006

Guerra

Acabo de ver la película "Lord of War" (o El señor de la guerra) y recomiendo verla. Eso sí, recomiendo inocularse con una dosis de Alienol (o con un poco de suerte, ya están inmunizados) porque es bastante impactante. O al menos eso me pareció a mí, será que olvidé mi dosis de hoy. En dos palabras, es sobre una de las realidades más fuertes de nuestro mundo: el contrabando de armas. En realidad, lo que más me inquieta, es que no puedo quitarme del medio de todo el asunto. No trafico armas, lo lamento si ya estaban haciendo sus pedidos u horrorizándose. Es decir, de alguna manera, todos estamos metidos en este rollo caleidoscópico que es la humanidad, con todas sus actividades. Desde ya, no soy directamente responsable de que en Liberia resuelvan sus diferencias a los hachazos (o más cerca, si miramos con atención), pero todo el estadod de las cosas es un asunto sistémico. Todo tiene que ver con todo. Supongo que mirar ciertas realidades que ocurren en todo el mundo (aquí también) es demasiado para algunas personas. Supongo que todos preferimos pensar que todas las cosas, materiales y no materiales, de las que está hecho nuestro mundo cotidiano no tienen nada que ver con esos despelotes es más tranquilizante, pero no lo es. Tanto en aspectos económicos como concienciales, todo tiene que ver con todo. Nuestro cotidiano, en algunos casos aparentemente aburrido, en otros alienado, en otros más o menos "despierto" está vinculado. El hecho mismo de que consideremos que no tiene nada que ver, tiene que ver. Que todos prefiramos pensar que somos bolitas aisladas en un gran pelotero, tiene todo que ver. Porque un patrón generalizado de creencia en que solo tenemos que ver con "nuestra quintita" contribuye al equilibrio que permite que esas bestialidades ocurran. El mero hecho de que prefiramos estar "todo bien" con cómo funciona esta realidad que creamos entre todos, contribuye a que se sostenga. Pensamos que si no hay una gran revuelta liderada por gente con dotes políticas, nada cambiará, cuando en realidad lo que muestran las grandes revueltas y las dotes políticas es que nada termina cambiando. Es extraño, porque algunas cosas sí cambian. Digo, al menos en algunos lugares del mundo no andamos generalmente a hachazo limpio por la vida. Pero no termino de creerme esto. Siento que el hachazo sigue ocurriendo aquí y allá, en nuestras vidas cotidianas. Y además de esto, reitero, creo que la vida misma es un gran "campo" (o patrón, red), y estamos hipnotizados con la percepción heredada de nuestra evolución de que las cosas son "bolitas aisladas", y nosotros mismos. No tengo la solución, en el sentido de esa revuelta con dotes políticas, pero se me ocurre que aunque sea el reconocimiento de que algo ocurre (la vida) que nos involucra a TODOS, es un paso necesario. Las fuerzas que tienden a que todo se mantenga igual son enormes, monumentales. Y no creo que sean sobre todo agentes externos, agencias gubernamentales, empresarios malévolos. Es el campo en el que todos participamos y que todos co-creamos. Porque no hay oferta sin demanda, la balanza está siempre equilibrada. Todos formamos parte de todo lo que ocurre, y mientras antes nos percatemos realmente de esto (porque es muy simple pensar un rato en esto, sentirse mal otro tanto, y seguir exactamente como antes), mejor. La vida misma requiere un cierto empujoncito para seguir adelante en este maremágnum que es nuestra vida. Es extraña la situación del ser humano, porque uno puede pensar que los animales u otras formas de vida no tienen mucha opción. Pero nosotros la tenemos. Y no me refiero a un partido político u otro. La opción es otra. Y no es, por cierto, ninguno de los paquetes de verdad completa que tanto abundan en esta época de vacío de sentido verdadero. Es preciso que miremos al agujero negro de nuestra naturaleza, de nuestra realidad, y no me refiero necesariamente a nivel global. Nuestra vida es lo más cercano, y donde están todas las semillas. ¿Hay alguna fuerza vital que nutra nuestra esencia? No encontraremos de eso en los tantos paquetes ya preparados que tanto abundan. Eso se va hallando en la sangre misma, después de que todos los empaquetados salen de escena.

En todo caso, quisiera volver al núcleo. Siento en el alma que todos, todos, todos, tenemos que ver con esto. Uno puede preguntarse qué hacer. Sonará gaseoso quizás, pero no hay fórmula universal, más que a un nivel muy abstracto (cada vida es un mundo con su propio lenguaje). En primer lugar, preguntarse, es el primer paso para todo. No es sólo el tema de las armas, es todo lo que ocurre en este mundo, globalmente y personalmente. Porque la tragedia de poblaciones arrasadas por el hambre y la violencia tienen su armónico en otra octava, en la tragedia de la vida de una persona aplastada por el sinsentido, y lo más importante (pues todos pasamos por la escuela del vacío sin sentido en algún momento, casi diría que tiene su tono místico el asunto), que haya perdido la más sutil esperanza de su espíritu. Esta no puede abrevarse en ninguna serie de objetos o cosas, lo único que puede mantener a una persona realmente viva es resonar con los armónicos de la vida misma, que aunque suene volado, no tiene tanta distancia de las cosas mágicas que ocurren en la vida de uno, como al sentir que halla qué sabe uno hacer bien, o cuando siente el amor realmente en sus tripas. No tienen por qué ser momentos aislados en medio de la bestialidad. El gran mensaje de los místicos es que esto ocurre constantemente, solo que "no lo escuchamos". Entonces, ¿qué hacer? En primer lugar, ya preguntarse esto es el paso decisivo. Cuando se despierta la curiosidad, el universo mismo parece responder. Eventos fortuitos, diálogos inesperados, mensajes por canales aparentemente no destinados a nosotros, todo parece responder a un armónico extraño que disparó nuestra inquietud. Todo esto puede volverse fácilmente delirante, si seguimos buscando "sentidos últimos" basados en mensajes personales e interpretándolos febrilmente. Pero cierta fe en la vida misma es el único sustrato posible. Las luces emanadas de corazones con chispa viva pueden realmente hacer una masa crítica y voltear la obra de mil revoluciones con "dotes políticas". Serán, tal vez, parte del mundo actual real, pero no tienen por qué dictar la vibración del flujo de la vida.

En todo caso, TODOS SOMOS PARTE DE ESTA OBRA, DE ESTE JUEGO. Aunque nos ocultemos en la anonimidad de nuestras vidas aparentemente aisladas, esto no es más que otra forma de jugar, jugando a no jugar. Se podrá argumentar que muchos somos "personajes secundarios" en una obra ya en ejecución. Pero figúrense ustedes La Traviata a pleno, en un gran teatro. Acaso la obra no dependa de los personajes secundarios, pero si uno de ellos alza su voz o cambia la armonía respecto a la obra, aparentemente inconfrontable, se producen efectos. OK, La Traviata es bellísima, sea, pero ¿y si la obra que todos ejecutamos consistiera en chirridos dañinos para nuestros oídos? ¿Y si pasáramos a buscar la armonía base de la obra, aunque sea probando otros tonos, sin saber bien qué encontraremos? O más extraño aún, si alguien del público, aparentemente inactivo en la obra, se alzara ante los chirridos y comenzara a cantar la armonía que siente en su alma? O al menos comenzara a buscar su voz, su propio tono, ¿no habría efectos? Cada uno puede explorar modos de preguntarse, de cuestionarse, de intentar despertar. TODO TIENE QUE VER CON TODO, todo lo que consumimos, conversamos, observamos, recorremos, caminamos, trabajamos, todo forma parte de este gran juego que muchas veces repudiamos. ¿Qué hacer? No tengo la respuesta, pero hay un camino de inquietud latiendo en cada corazón, un camino de búsqueda sincera. Acaso para uno sea cambiar de trabajo, acaso para otro sea simplemente al principio preguntarse, inquietarse. Esto es una opinión, sea, soy una sola persona, pero no soy una sola persona. Aseguro que hay una "vibra" recorriendo la vida, que es la vida misma, y sólo con preguntarse, está dispuesta a responder, y a invitar a resonar.

TODO TIENE QUE VER CON TODO
TODOS TENEMOS QUE VER CON TODOS
¿Cómo sigue el camino?
¿Cuál es la alternativa? Nada, o siempre lo mismo, sabiendo que todos participamos en el juego, lo que sea que estemos jugando, aunque creamos estar aislados en nuestro aislamiento. No hay aislamiento en esta gran obra, sólo variaciones de tonalidad o tema. ¿Qué tema vamos a ejecutar?